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miércoles, 26 de septiembre de 2012

MIGUEL DELIBES - Hombre de palabras...



Soy como los árboles, crezco donde me plantan, hasta tal punto que si un día me alejaran de Castilla no acertaría a vivir.
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Quienes nos dedicamos a la narración, a construir historias de hombres, paisajes y pasiones de acuerdo con la fórmula que reiteradamente hemos puesto de manifiesto, respondemos mejor al título de hombres de palabras que al más convencional de hombres de letras.
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Debo confesar una limitación: siempre he escrito de oído, con la regla y el estilo de aquéllos a quienes previamente he escuchado para luego cederles la palabra.
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Don Miguel de Cervantes Saavedra no ha enmudecido, su palabra sigue viva a través del tiempo, de acuerdo con el anhelo de inmortalidad que mueve la mano y el corazón del artista.
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Si la vida siempre es breve, tratándose de un narrador, es decir de un creador de otras vidas, se abrevia todavía más, ya que éste antes que su personal aventura, se enajena para vivir las de sus personajes. 
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Pasé la vida disfrazándome de otros, imaginando, ingenuamente, que este juego de máscaras ampliaba mi existencia, facilitaba nuevos horizontes, hacía aquélla más rica y variada. Disfrazarse era el juego mágico del hombre, que se entregaba fruitivamente a la creación sin advertir cuanto de su propia sustancia se le iba en cada desdoblamiento. La vida, en realidad, no se ampliaba con los disfraces, antes al contrario, dejaba de vivirse, se convertía en una entelequia cuya única realidad era el cambio sucesivo de personajes.
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En el mundo de la literatura todo es relativo. Hay obras de viejos verdaderamente "admirables" y otras que "no" debieron escribirse nunca. Entonces antes que a conservar la cabeza muchos años a lo que debo aspirar ahora es a conservar la cabeza suficiente para darme cuenta de que estoy perdiendo la cabeza. Y en ese mismo instante frenar, detenerme al borde del abismo y no escribir una letra más.

MIGUEL DELIBES - Perfiles


Escritor español (1920-2010).Ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1982) y Premio Cervantes (1993) entre otros. Entre sus obras se destacan "La sombra del ciprés es alargada" , "Cinco horas con Mario", "Las ratas" "Los santos inocentes", "Las guerras de nuestros antepasados" o "El hereje" , algunas de las cuales han sido llevadas al cine.


Esta extraña mezcla de profesor y campesino, entre refinado y natural, cuya reposada voz puede explotar en una risotada, comunicativo y triste, vestido con cazadora, pantalón de pana y botas, enemigo del televisor y de las tertulias, es en los tiempos que corren una especie de guerrillero, un resistente. Es, indudablemente, un tipo inactual.[...] Es, en cierto modo, un outsider, un francotirador con un pie en su clase mientras la vapulea con el otro. A algunos les hubiera gustado que lo hiciera con los dos. Ligado a la burguesía vallisoletana por lazos familiares, profesor de Comercio, periodista, director y consejero de El Norte de Castilla, padre de siete hijos, fiel como un perro a su mujer, su ruptura no es aparatosa ni definitiva. Es un cazador de caza menor. Sus safaris duran un día. Por la noche le gusta tener metidos los pies en las zapatillas y poder leer al calor de la mesa camilla, en su casa del Paseo de Zorrilla. Ama lo rutinario. Siempre duerme en el mismo hotel cuando viaja a una ciudad y, a ser posible, en la misma cama. Dice que en él la fidelidad no tiene ningún valor. Pero todo esto con angustia. Encajado en su ciudad, en su familia, entre sus amigos, en el periódico, es íntimamente un desplazado. El mundo que abarca es, en sentido horizontal, la ciudad media de provincias y ese mundo exótico que comienza donde terminan las carreteras nacionales. En sentido vertical, es la clase media y campesina. Describe el drama cotidiano de la ciudad de provincias y el mundo arqueológico de los medios rurales.
César Alonso de los RíosConversaciones con Miguel Delibes. Madrid, Magisterio Español, 1971, pp. 16-18.

lunes, 24 de septiembre de 2012

ZITARROSA - Por Juan Sasturain



DIARIO PAGINA 12       


24-09-2012

En el aniversario de Guitarra negra, terrible maravilla.
Flaco y de negro, el cantor engominado,
–la guitarra cruzada sobre el pecho–
canta con voz de otro, tan derecho
y formal como el verso bien rimado.
Puntean ligerito, a su costado
violas conversadoras. Cuentan hechos
y deshechos de Stefanie, de Becho,
del fluvial loco Antonio, desvelado.
Y si le crece una dulce amargura,
al trovar por milonga el inventario
de males de amor y dictadura,
su negra bordona copa el escenario.
La voz de Zitarrosa: llama oscura
del canto verdadero y necesario.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Celebración de la fantasía. Eduardo Galeano (Micro-relato)



Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca del Cuzco. Yo me había despedido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, haraposo, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía, por que la estaba usando en no sé que aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano.

Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitas cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado: había quien quería un cóndor y quién una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas y no faltaba los que pedían un fantasma o un dragón.

Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba mas de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:

-Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima -dijo

-Y anda bien -le pregunté

-Atrasa un poco -reconoció.

El hombre que contaba historias. Oscar Wilde (Micro-relato)



Había una vez un hombre muy querido de su pueblo porque contaba historias. Todas las mañanas salía del pueblo y, cuando volvía por las noches, todos los trabajadores del pueblo, tras haber bregado todo el día, se reunían a su alrededor y le decían:
-Vamos, cuenta, ¿qué has visto hoy?
Él explicaba:
-He visto en el bosque a un fauno que tenía una flauta y que obligaba a danzar a un corro de silvanos.
-Sigue contando, ¿qué más has visto? -decían los hombres.
-Al llegar a la orilla del mar he visto, al filo de las olas, a tres sirenas que peinaban sus verdes cabellos con un peine de oro.
Y los hombres lo apreciaban porque les contaba historias.
Una mañana dejó su pueblo, como todas las mañanas... Mas al llegar a la orilla del mar, he aquí que vio a tres sirenas, tres sirenas que, al filo de las olas, peinaban sus cabellos verdes con un peine de oro. Y, como continuara su paseo, en llegando cerca del bosque, vio a un fauno que tañía su flauta y a un corro de silvanos... Aquella noche, cuando regresó a su pueblo y, como los otros días, le preguntaron:
-Vamos, cuenta: ¿qué has visto?
Él respondió:
-No he visto nada.

El hombre que aprendió a ladrar. Mario Benedetti (Micro-relato)



Lo cierto es que fueron años de arduo y pragmático aprendizaje, con lapsos de desalineamiento en los que estuvo a punto de desistir. Pero al fin triunfó la perseverancia y Raimundo aprendió a ladrar. No a imitar ladridos, como suelen hacer algunos chistosos o que se creen tales, sino verdaderamente a ladrar. ¿Qué lo había impulsado a ese adiestramiento? Ante sus amigos se auto flagelaba con humor: "La verdad es que ladro por no llorar". Sin embargo, la razón más valedera era su amor casi franciscano hacia sus hermanos perros. Amor es comunicación.

¿Cómo amar entonces sin comunicarse?

Para Raimundo representó un día de gloria cuando su ladrido fue por fin comprendido por Leo, su hermano perro, y (algo más extraordinario aún) él comprendió el ladrido de Leo. A partir de ese día Raimundo y Leo se tendían, por lo general en los atardeceres, bajo la glorieta y dialogaban sobre temas generales. A pesar de su amor por los hermanos perros, Raimundo nunca había imaginado que Leo tuviera una tan sagaz visión del mundo.

Por fin, una tarde se animó a preguntarle, en varios sobrios ladridos: "Dime, Leo, con toda franqueza: ¿qué opinas de mi forma de ladrar?". La respuesta de Leo fue bastante escueta y sincera: "Yo diría que lo haces bastante bien, pero tendrás que mejorar. Cuando ladras, todavía se te nota el acento humano”.

martes, 18 de septiembre de 2012

LA SANGRE ES UN MAR INMENSO-Nicolás Guillén (poeta cubano)



La sangre es un mar inmenso
que baña todas las playas...

Sobre sangre van los hombres,
navegando en sus barcazas:
reman, que reman, que reman,
¡nunca de remar descansan!

Al negro de negra piel
la sangre el cuerpo le baña;
la misma sangre, corriendo,
hierve bajo carne blanca.

¿Quién vio la carne amarilla,
cuando las venas estallan,
sangrar sino con la roja
sangre con que todos sangran?

¡Ay del que separa niños,
porque a los hombres separa!
El sol sale cada día,
va tocando en cada casa,
da un golpe con su bastón,
y suelta una carcajada...

¡Que salga la vida al sol,
de donde tantos la aguardan,
y veréis cómo la vida
corre de sol empapada!

La vida vida saltando,
la vida suelta y sin vallas,
vida de la carne negra,
vida de la carne blanca,
y de la carne amarilla,
con sus sangres desplegadas. . .

¡Los niños, fascinados,
se van levantando,
y rodean a la madre,
que los abraza formando un grupo con ellos,
pegados a su alrededor. Continúa!:

Sobre sangre van los hombres
navegando en sus barcazas:
reman, que reman, que reman,
¡nunca de remar descansan!

Ay de quien no tenga sangre,
porque de remar acaba,
y si acaba de remar,
da con su cuerpo en la playa,
un cuerpo seco y vacío,
un cuerpo roto y sin alma,
¡un cuerpo roto y sin alma! . . .

domingo, 16 de septiembre de 2012

VÍCTOR JARA - "Yo no canto por cantar..." (Manifiesto)


PLEGARIA A UN LABRADOR - de VÍCTOR JARA

Levántate y mira la montaña 
de donde viene el viento, el sol y el agua. 
Tú que manejas el curso de los ríos, 
tú que sembraste el vuelo de tu alma. 

Levántate y mírate las manos 
para crecer estréchala a tu hermano. 
Juntos iremos unidos en la sangre 
hoy es el tiempo que puede ser mañana. 

Líbranos de aquel que nos domina 
en la miseria. 
Tráenos tu reino de justicia 
e igualdad. 
Sopla como el viento la flor 
de la quebrada. 
Limpia como el fuego 
el cañón de mi fusil. 
Hágase por fin tu voluntad 
aquí en la tierra. 
Danos tu fuerza y tu valor 
al combatir. 
Sopla como el viento la flor 
de la quebrada. 
Limpia como el fuego 
el cañón de mi fusil. 

Levántate y mírate las manos 
para crecer estréchala a tu hermano. 
Juntos iremos unidos en la sangre 
ahora y en la hora de nuestra muerte. 
Amén

TE RECUERDO AMANDA - de VÍCTOR JARA

Te recuerdo Amanda 
la calle mojada 
corriendo a la fábrica 
donde trabajaba Manuel. 
La sonrisa ancha 
la lluvia en el pelo 
no importaba nada 
ibas a encontrarte con él 
con él, con él, con él 
son cinco minutos 
la vida es eterna 
en cinco minutos 
suena la sirena 
de vuelta al trabajo 
y tú caminando 
lo iluminas todo 
los cinco minutos 
te hacen florecer. 

Te recuerdo Amanda 
la calle mojada 
corriendo a la fábrica 
donde trabajaba Manuel. 
La sonrisa ancha 
la lluvia en el pelo 
no importaba nada 
ibas a encontrarte con él 
con él, con él, con él 
que partió a la sierra 
que nunca hizo daño 
que partió a la sierra 
y en cinco minutos 
quedó destrozado 
suena la sirena 
de vuelta al trabajo 
muchos no volvieron 
tampoco Manuel. 

Te recuerdo Amanda 
la calle mojada 
corriendo a la fábrica 
donde trabajaba Manuel

MANIFIESTO - por VÍCTOR JARA

Yo no canto por cantar 
ni por tener buena voz, 
canto porque la guitarra 
tiene sentido y razón. 

Tiene corazón de tierra 
y alas de palomita, 
es como el agua bendita 
santigua glorias y penas. 

Aquí se encajó mi canto 
como dijera Violeta 
guitarra trabajadora 
con olor a primavera. 

Que no es guitarra de ricos 
ni cosa que se parezca 
mi canto es de los andamios 
para alcanzar las estrellas, 
que el canto tiene sentido 
cuando palpita en las venas 
del que morirá cantando 
las verdades verdaderas, 
no las lisonjas fugaces 
ni las famas extranjeras 
sino el canto de una lonja 
hasta el fondo de la tierra. 

Ahí donde llega todo 
y donde todo comienza 
canto que ha sido valiente 
siempre será canción nueva.

VICTOR JARA - Asesinado el 16 de Septiembre de 1973


-¡Así que vos sos Víctor Jara, el cantante marxista,
 comunista concha de tu madre, cantor de pura
mierda! -gritó el oficial. Navia rememora.
Es uno de los testigos del juez Juan Fuentes,
que investiga el asesinato del cantautor,
uno de los crímenes emblemáticos de la dictadura,
porque Jara fue con su guitarra y con sus versos
el trovador de la revolución socialista del Gobierno
de Allende en Chile. Por su impacto y la
impunidad en que están los culpables,
el crimen de Jara es en Chile el
equivalente al asesinato de Federico
García Lorca en España.

*Extraído del testimonio de sobrevivientes, de la nota
'La muerte lenta de Víctor Jara' es un reportaje del
suplemento 'Domingo' de EL PAIS, 6 de diciembre
de 2009

Víctor Jara fue asesinado el 16 de septiembre de 1973, a pocos días del derrocamiento de Salvador Allende, iba a cumplir 41 años. Es uno de los cantautores chilenos más universales.

La memoria...

Todo fue muy confuso ese 11 de septiembre de 1973. Víctor tenía agendado un acto en la Universidad Técnica del Estado. La idea: luchar contra la guerra civil en Chile. De pronto, ese martes cambió de rumbo. Por la radio se escuchó sobre el ataque a La Moneda y el levantamiento de los militares. Allende estaba pronunciando su discurso histórico cuando Víctor decidió salir a la calle.
“Era un día extraño, con los relatos de la radio, y todo hacía que fuera un día especial, pero nadie pensó que la situación llegaría a tal extremo. Nadie pensó que chilenos terminarían matando chilenos”, recordó la hija de Víctor, Amanda Jara, en una entrevista con LND. Ese día, Víctor salió de la casa rumbo a la UTE.
Las últimas horas de vida de Víctor Jara fueron relatadas por un pequeño grupo de prisioneros que estuvieron con él durante todo el tiempo que duró el cautiverio, al interior del improvisado campo de prisioneros. Una vez que fue identificado por un soldado que custodiaba al grupo fue separado del grupo, brutalmente golpeado y sometido a largas sesiones de tortura.
Tras tres días en el lugar, llegó la orden de trasladar a todos los prisioneros al Estadio Nacional. Cubierto de sangre y desfigurado por los hematomas, algunos de sus amigos lograron sacarlo del rincón donde estaba tirado. Lo limpiaron e intentaron disfrazar para que ya no fuera identificado. Sin embargo, a pocos metros del camión que los llevaría al recinto de Ñuñoa, fue separado de la fila junto al director de Prisiones, Litre Quiroga, y otras tres personas.
La posterior investigación indica que los prisioneros segregados del grupo fueron llevados nuevamente al interior del Estadio Chile y fueron fusilados en ese lugar, uno a uno.  Constatadas sus muertes, fueron subidos a un camión y llevados a un costado del Cementerio Metropolitano, donde fueron arrojados semidesnudos.
En 1990 la Comisión de Verdad y Reconciliación determinó que Víctor Jara fue acribillado el 16 de septiembre de 1973 en el Estadio Chile y arrojado a unos matorrales en los alrededores del Cementerio Metropolitano ubicado a orillas de la Carretera 5 Sur. Un informe forense de un laboratorio austriaco reveló que el cantautor chileno Víctor Jara murió por múltiples impactos de bala en el cráneo, tórax, abdomen, piernas y brazos.  Luego fue llevado a la morgue como NN, donde más tarde sería identificado por su esposa. Sus restos descansan en el Cementerio General de Santiago de Chile.


En septiembre del 2003, el gobierno chileno impuso su nombre al Estadio Nacional de Chile.
En el 2009, 36 años después de su asesinato, el pueblo chileno pudo finalmente despedir a su entrañable cantautor, en un funeral multitudinario,  con canciones, música, danza y lecturas de poesía, con el estilo del cantautor, que siendo pequeño acompañó a su madre a los velorios campesinos. Una manta roja cubría el ataúd, y el cortejo marchó a pie desde la Fundación Jara hasta el cementerio.

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sábado, 15 de septiembre de 2012

El culto a la objetividad mató a la información - Chris Hedges



Los reporteros que presencian lo peor del sufrimiento humano y regresan enfadados a la redacción ven cómo la compasión que han experimentado queda desteñida o gravemente silenciada por las diversas capas de redactores jefes que se interponen entre él y los lectores. El culto a la objetividad y el equilibrio, formulado a principios del siglo XIX por los propietarios de los periódicos para aumentar los beneficios extraídos de los anunciantes, desarma y paraliza a la prensa.
Y el culto a la objetividad se convierte en un vehículo oportuno y lucrativo para evitar confrontar verdades desagradables o disgustar a una estructura de poder de la que los medios de información dependen para acceder a ella y obtener beneficios. Ese culto transforma a los reporteros en observadores neutrales o en voyeurs. Destierra la empatía, la pasión y el afán de justicia. A los reporteros se les permite mirar, pero no sentir, ni hablar con su propia voz. Actúan como «profesionales» y se consideran científicos sociales desapasionados y desinteresados. La enfermedad del periodismo estadounidense es la tan cacareada ausencia de sesgos impuesta por unas jerarquías de burócratas impasibles.
«La mera idea de que lo único que hay que hacer con una determinada historia para realizar una labor exquisita de periodismo objetivo es informar de lo que dicen ambos bandos debilita a la prensa», escribió en una ocasión la desaparecida columnista Molly Ivins. «Eso que llamamos objetividad no existe, y la verdad, esa jodida escurridiza, tiene la mala costumbre de ponerse de un lado o de otro: raras veces se sitúa claramente a mitad de camino de dos puntos de vista contrapuestos. La petulante complacencia de gran parte de la prensa (he oído decir a más de un redactor jefe “Bueno, como los dos bandos nos critican, debemos de haber acertado”) nace de la curiosa idea de que, si incluyes una cita de cada bando, preferiblemente de una declaración oficial, ya has cumplido el objetivo. En primer lugar, la mayoría de los reportajes no tienen sólo dos caras sino, al menos, diecisiete. En segundo lugar, no sirve de nada a los lectores, ni a la verdad, citar que una parte dice “gato” y la otra dice “perro” cuando lo cierto es que lo que merodea entre los arbustos es un elefante.»
Ivins proseguía en su escrito diciendo que «los defectos mas graves de la prensa no son los pecados de acción, sino los de omisión: las historias que olvidamos, las que no vemos, las que no convocan ruedas de prensa o las que no proceden de “fuentes fiables”».

36° ANIVERSARIO DE LA NOCHE DE LOS LÁPICES



A mediados de 1988 se sancionó la ley provincial N° 10.671. En ella se estableció al 16 de septiembre como el día de los Derechos de los Estudiantes Secundarios. Los autores del proyecto fueron los diputados Fernando Acedo, Marcelo Elías y Horacio Ravenna de la Unión Cívica Radical.
Los mismos habían presentado en sesiones anteriores un proyecto de declaración en que se instaba al gobierno nacional a tomar la iniciativa, lo cual no prosperó. En aquella oportunidad, había estallado un intenso debate en torno al sentido que debía tener la fecha. Los diputados peronistas consideraban que su significado más importante estaba asociado al golpe de Estado de 1955. En síntesis, desconfiaban de la propuesta radical desde su identidad de peronistas, en tanto la asociación del 16 de septiembre con un acontecimiento ocurrido durante la dictadura de alguna manera operaba “desperonizando” el calendario. Hacia 1988, si bien el radicalismo mantenía la presidencia de la Cámara, había perdido las elecciones de 1987 y la gobernación estaba en manos
de Antonio Cafiero desde hacía pocos meses. La disputa por la fecha entonces se inscribía en este nuevo escenario donde el peronismo estaba recuperando su hegemonía y el radicalismo padecía la paulatina pérdida de espacios de poder. Pero, además de esta disputa, luego zanjada  –pues los diputados peronistas finalmente la aprobaron con alguna modificación–, en los debates parlamentarios sobre la norma propuesta puede entreverse otra, que responde más a una clave generacional que partidaria. Los diputados radicales autores del proyecto de ley habían sido parte del movimiento de juventudes políticas de los ochenta, y en su retórica expresaban claramente este anclaje identitario. En sus discursos en el recinto plantearon una categórica reivindicación de los jóvenes que luchaban por el boleto estudiantil, al punto de hablar de “gesta heroica”. Precisamente este será uno de los tópicos discutidos por otros oradores que no eran “jóvenes” y que, si bien repudiaban lo ocurrido con los estudiantes secundarios aquel 16 de septiembre de 1976, no ponderaban especialmente su militancia. Algunos señalaron la necesidad de incluir en  el recuerdo también a “muchos otros nombres de dolor que esa guerra sucia ha dejado en las fuerzas armadas y en las de seguridad” (Legislatura bonaerense, Cámara de Diputados, Diario de sesiones, año 1988, p. 1161). Otros, de minimizar la relevancia histórica de lo realizado por estos jóvenes, sobre todo si la comparación se establecía con el golpe de 1955: “Pudo ser heroica la gesta de los jóvenes de esa noche trágica, pero sin dudas cambió los destinos de la República por mucho tiempo el 16 de septiembre de 1955” (Legislatura bonaerense, Cámara de Diputados, Diario de sesiones, año 1988, p. 1165). Es notable que ninguno de los peronistas que hablaron haya señalado la identidad política de los adolescentes de la  Noche de los Lápices, todos militantes de la  Unión de Estudiantes Secundarios, que se reivindicaba como una agrupación peronista. La condición juvenil emergía así como otro parte aguas, transversal, en las identidades políticas. Fernando Acedo lo expresó de forma explícita en la defensa de la iniciativa: “No está bajo ningún punto de vista en nuestro ánimo introducir elementos irritativos, porque atendiendo a la génesis de este proyecto surge virtualmente la unanimidad de las fuerzas juveniles que trabajamos en común, con muchos esfuerzos, con muchos sacrificios, en la época de la dictadura militar” (Cámara de Diputados, Diario de Sesiones, 1988, p. 1162). Probablemente esta sea la explicación de por qué desde el bloque radical surgiera un proyecto así, cuando tiempo atrás, por iniciativa del ejecutivo nacional y con el apoyo de la mayoría legislativa radical, se habían aprobado las llamadas leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
Ambas fueron los instrumentos jurídicos a través de los cuales se intentaba clausurar el tratamiento judicial de las cuestiones vinculadas con las violaciones a los derechos humanos sucedidas durante la dictadura y dar por terminada la historia.
En definitiva, lo que expresaba aquel debate bastante virulento sobre una ley de apenas dos artículos era una disputa en torno al pasado que ponía en juego las identidades políticas, tanto para los radicales, como para –y sobre todo– los peronistas, ya que actualizaba, ahora en el terreno de la memoria, las confrontaciones entre los distintos sectores que habían tenido lugar pocos años antes.
El acuerdo sobrevino cuando lograron una redacción que dejaba tranquilos a todos: al texto original, donde se instituía al 16 de septiembre como Día del Estudiante Secundario, se agregó la referencia al año, es decir, se aclaró que se refería al de 1976, lo que condujo a una redacción equívoca en tanto limitaba la institucionalización del día a esa fecha particular, es decir, sería una ley con efecto retroactivo.
En 1996 surgía el proyecto de la diputada María Luisa Kugler, donde se propuso denominar los jardines del Ministerio de Obras Públicas como “Jardines de los derechos humanos”, en recordación de la acción de los estudiantes secundarios desaparecidos el 16 de septiembre de 1976.
Pocos meses después, la bancada de senadores del FREPASO presentó una nueva iniciativa proponiendo la modificación de la Ley 10.671, que instituye el Día de los Derechos del Estudiante
Secundario. Se sancionó en 1997 y lleva el número de Ley 12.030. Las diferencias no son sustanciales, lo destacable es que se corrigió el error de redacción de la anterior, producto del intenso debate que ya hemos expuesto aquí, quitándose el año a la fecha en que se instituye el día.
La indicación de ese dato se incorpora en el segundo artículo. Lo nuevo es el inciso c), donde se establece que la Dirección General de Escuelas deberá permitir a los centros de estudiantes realizar las actividades que consideren en relación con sus derechos como estudiantes secundarios
También ese año, el Ministerio de Educación de la Nación, a cargo de Susana Decibe, redactó una resolución incorporándolo al calendario escolar a nivel nacional.
Finalmente, en el año 2006, al cumplirse treinta años de la  Noche de los Lápices, un decreto presidencial de Néstor Kirchner lo instituyó como “Día Nacional de la Juventud”. Casi veinte años después, se cumplía el deseo de aquellos tres jóvenes diputados radicales que en el primer borrador de la ley instaban al gobierno nacional a tomar la misma iniciativa.

En “Los relatos de la Noche de los Lápices. Modos de narrar el pasado reciente” por Sandra Raggio
UNLP- Fahce -La Plata, Argentina. 2011

miércoles, 12 de septiembre de 2012

IN MEMORIAM - Homenaje a Mario Benedetti


Un día como hoy,14 de septiembre -pero de 1920- nacía en Paso de los Toros, departamento de Tacuarembó, Uruguay, uno de los más entrañables poetas latinoamericanos: MARIO BENEDETTI.  Esta es sólo una arbitraria selección de sus innumerables declaraciones y reflexiones. 

1.   Ser de izquierda es tener como punto de mira el bienestar de la gente, la igualdad social, la solidaridad.

2.   Las causas en las que he creído y creo han sido derrotadas, pero yo no me siento derrotado en cuanto a mis creencias, en cuanto a mis posiciones ideológicas. De modo que yo, que soy ateo y la única religión para mí es la de la conciencia, mientras pueda dormir tranquilo no me consideraré un derrotado total.

3.   Yo creo que en general una de las cosas que tratan de narcotizar a los pueblos es toda esa cosa del consumismo, la famosa globalización, que no es sólo económica o política sino que también hay una globalización de los medios, una globalización de la hipocresía, de la frivolidad, un tratar de eliminar a los jóvenes como factor de inconformismo. Porque si se mira un poco la historia, en los jóvenes ha estado siempre la semilla del inconformismo, de la insumisión e incluso de las revoluciones.

4.   A los políticos les gusta sacarse fotos al lado de un escritor o de un pintor pero no le dan la menor importancia. Y hasta la propia izquierda usa a los intelectuales y artistas. En el terreno político, nadie da importancia a lo que piensan. Eso no quiere decir que uno no hace lo que puede. Podemos cambiar la mentalidad de la gente, pero no vamos a liderar ninguna transformación. Nunca supe de una revolución hecha con un soneto, con una obra de teatro. Ni se derrocó ninguna dictadura con un cuento. Los intelectuales participan en los movimientos, pero no pueden cambiar la vida. El poder siempre desprecia al intelectual y lo considera peligroso. 

5.   De un tiempo a esta parte, nuestro enemigo no tiene enemigos. Y, en consecuencia, todo lo ve global, todo absoluto. Sus neuronas son espingardas, sus pensamientos son arcabuces, su corazón unidad blindada. Para sus malditos creadores, la globalización significa la captura ad infinitum del poder omnímodo. Pero es también el sistema adicional de acabar con la Humanidad. Tal vez sus gestores no advirtieron que la Humanidad no sólo incluye a los seres comunes, a los intelectuales y a los menesterosos, sino también a los dueños del poder, a los fabricantes de misiles y a los empresarios de la muerte. La globalización desprecia a todo lo no global, desde el desmesurado universo hasta el grillo minúsculo y sonoro. Es la agonía sin fin de la esperanza, el futuro inundado de malogros, el desperdicio de la soledad. La globalización es un volcán sin nombre. Y su lava hirviente y derramada acaba con las faunas y las floras.
6.   Creo que la vida es un paréntesis entre dos nadas. Yo soy ateo, no creo en Dios ni nada por el estilo. Hay gente que tiene sus creencias religiosas y tiende a sentir que después de la muerte está el Paraíso, o el Infierno, porque muchos han hecho mérito para ir al Infierno. Yo creo en un dios personal, que es la conciencia: a ella es a la que le debemos rendir cuentas cada día.

7.   El amor me parece lo mejor de las relaciones humanas.

8.   Muchas veces me reprocharon que no trate a la clase obrera. Pero las veces que lo intenté, me sonaron falsos. Mis obreros nunca hablan como los obreros; entonces no insistí más, ¿para qué? Es una limitación y me atengo a esa limitación.

9.   Como decía José Martí, la patria es la humanidad. En todos los países, en los que uno ha estado y en los que no ha estado, hay gente que por lo que piensa, por sus actitudes, por lo que hace, por lo que siente, por su solidaridad, son como compatriotas de uno. La patria de cada uno está formada de esa gente. Porque en el propio país ha habido también torturadores, corruptos, y esos no son compatriotas míos.

10. Pienso que una de las formas de sobrellevar la idea de la muerte es darle    la cara, hablar de ella, dialogar con ella. Me parece que es una manera de poder soportar ese fin obligatorio.