El ágora
Un espacio para el encuentro
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martes, 9 de julio de 2013
Lo que esperamos - Oliverio Girondo
Tardará, tardará.
Ya sé que todavía
los émbolos,
la usura,
el sudor,
las bobinas
seguirán produciendo,
al por mayor,
en serie,
iniquidad,
ayuno,
rencor,
desesperanza;
para que las lombrices con huecos portasenos,
las vacas de embajada,
los viejos paquidermos de esfínteres crinudos,
se sacien de adulterios,
de diamantes,
de caviar,
de remedios
Ya sé que todavía pasarán muchos años
para que estos crustáceos
del asfalto
y la mugre se limpien la cabeza,
se alejen de la envidia,
no idolatren la seña,
no adoren la impostura,
y abandonen su costra
de opresión,
de ceguera,
de mezquindad,
de bosta.
Pero, quizás, un día,
antes de que la tierra se canse de atraernos
y brindarnos su seno,
el cerebro les sirva para sentirse humanos,
ser hombres,
ser mujeres,
-no cajas de caudales
ni perchas desoladas-,
someter a las ruedas,
impedir que nos maten,
comprobar que la vida se arranca y despedaza
los chalecos de fuerza de todos los sistemas;
y descubrir, de nuevo, que todas las riquezas
se encuentran en nosotros y no bajo la tierra.
Y entonces…
¡Ah! ese día
abriremos los brazos
sin temer que el instinto nos muerda los garrones,
ni recelar de todo,
hasta de nuestra sombra;
y seremos capaces de acercarnos al pasto,
a la noche,
a los ríos,
sin rubor,
mansamente,
con las pupilas claras,
con las manos tranquilas;
y usaremos palabras sustanciosas,
auténticas;
no como esos vocablos erizados de inquina
que babean las hienas al instarnos al odio,
ni aquellos que se asfixian
en estrofas de almíbar
y fustigada clara de huevo corrompido;
sino palabras simples,
de arroyo,
de raíces,
que en vez de separarnos
nos acerquen un poco;
o mejor todavía,
guardaremos silencio
para tomar el pulso a todo lo que existe
y vivir el milagro de cuanto nos rodea,
mientras alguien nos diga,
con una voz de roble,
lo que desde hace siglos
esperamos en vano.
Balada del Boludo - Isidoro Blaistein
Por mirar el otoño
Perdía el tren del verano
usaba el corazón en la corbata
se subía a una nube,
cuando todos bajaban.
Su madre le decía:
no mires las estrellas para abajo
no mires la lluvia desde arriba
no camines las calles con la cara,
no ensucies la camisa;
no lleves tu corazón bajo la lluvia,
que se moja
no des la espalda al llanto
no vayas vestido de ventana
no compres ningún tílburi en desuso.
Mirá tu primo el recto que duerme por las noches.
Mirá tu primo el justo que almuerza y se sonrie.
Mirá tu primo el probo puso un banco en el cielo,
tu cuñado el astuto que ahora alquila la lluvia
tu otro primo el sagaz que es gerente en la luna.
Tienes razón, mamá,
dijo el boludo,
y se bebió una rosa.
No seré más boludo,
y se bajó del viento
Seré astuto y zahorí.
y dio vuelta una estrella para abajo.
Y se metió en el subte
y quedaron las gaviotas.
Entonces vinieron los parientes ricos y le dijeron:
Eres pobre, pero ningún boludo.
Y el boludo fue ningún boludo,
y quemaba en las plazas las hojas que molestan en otoño
Y llegó fin de mes cobró su primer sueldo
y se compró cinco minutos de boludo
Entonces vinieron las fuerzas vivas y le dijeron:
Has vuelto a ser boludo
Boludo seguirás siendo el mismo boludo de siempre
Debes dejar de ser boludo Boludo
Y, medio boludo,
con esos cinco minutos de boludo dudaba entre ser ningún boludo
o seguir siendo boludo para siempre.
Dudaba como un boludo.
Y subió las escaleras para abajo
hizo un hoyo en la tierra
miraba las estrellas.
La gente le pisaba la cabeza
le gritaba, boludo.
Y él seguía mirando a través de los zapatos
como un boludo.
Entonces vino un alegre y le dijo: / boludo alegre.
Vino un pobre y le dijo: / Pobre boludo.
Vino un triste y le dijo: / Triste boludo.
Vino un pastor protestante y le dijo: / Reverendo boludo.
Vino un cura catolico y le dijo: / Sacrosanto boludo.
Vino un rabino judío y le dijo: / Judío boludo.
Vino su madre y le dijo: / hijo, / no seas boludo.
Vino una mujer de ojos azules y le dijo: / Te quiero.
http://www.youtube.com/watch?v=sAhdtHU9JNg (esta es una hermosa versión en audio)
Perdía el tren del verano
usaba el corazón en la corbata
se subía a una nube,
cuando todos bajaban.
Su madre le decía:
no mires las estrellas para abajo
no mires la lluvia desde arriba
no camines las calles con la cara,
no ensucies la camisa;
no lleves tu corazón bajo la lluvia,
que se moja
no des la espalda al llanto
no vayas vestido de ventana
no compres ningún tílburi en desuso.
Mirá tu primo el recto que duerme por las noches.
Mirá tu primo el justo que almuerza y se sonrie.
Mirá tu primo el probo puso un banco en el cielo,
tu cuñado el astuto que ahora alquila la lluvia
tu otro primo el sagaz que es gerente en la luna.
Tienes razón, mamá,
dijo el boludo,
y se bebió una rosa.
No seré más boludo,
y se bajó del viento
Seré astuto y zahorí.
y dio vuelta una estrella para abajo.
Y se metió en el subte
y quedaron las gaviotas.
Entonces vinieron los parientes ricos y le dijeron:
Eres pobre, pero ningún boludo.
Y el boludo fue ningún boludo,
y quemaba en las plazas las hojas que molestan en otoño
Y llegó fin de mes cobró su primer sueldo
y se compró cinco minutos de boludo
Entonces vinieron las fuerzas vivas y le dijeron:
Has vuelto a ser boludo
Boludo seguirás siendo el mismo boludo de siempre
Debes dejar de ser boludo Boludo
Y, medio boludo,
con esos cinco minutos de boludo dudaba entre ser ningún boludo
o seguir siendo boludo para siempre.
Dudaba como un boludo.
Y subió las escaleras para abajo
hizo un hoyo en la tierra
miraba las estrellas.
La gente le pisaba la cabeza
le gritaba, boludo.
Y él seguía mirando a través de los zapatos
como un boludo.
Entonces vino un alegre y le dijo: / boludo alegre.
Vino un pobre y le dijo: / Pobre boludo.
Vino un triste y le dijo: / Triste boludo.
Vino un pastor protestante y le dijo: / Reverendo boludo.
Vino un cura catolico y le dijo: / Sacrosanto boludo.
Vino un rabino judío y le dijo: / Judío boludo.
Vino su madre y le dijo: / hijo, / no seas boludo.
Vino una mujer de ojos azules y le dijo: / Te quiero.
http://www.youtube.com/watch?v=sAhdtHU9JNg (esta es una hermosa versión en audio)
miércoles, 1 de mayo de 2013
"Un raro acto de cordura" - Eduardo Galeano
En 1998, Francia dictó la ley que redujo a treinta y cinco horas semanales el horario de trabajo.
Trabajar menos, vivir más: Tomás Moro lo había soñado, en su Utopía, pero hubo que esperar cinco siglos para que por fin una nación se atreviera a cometer semejante acto de sentido común.
Al fin y al cabo, ¿para qué sirven las máquinas, si no es para reducir el tiempo de trabajo y ampliar nuestros espacios de libertad? ¿Por qué el progreso tecnológico tiene que regalarnos desempleo y angustia?
Por una vez, al menos, hubo un país que se atrevió a desafiar tanta sinrazón.
Pero poco duró la cordura. La ley de las treinta y cinco horas murió a los diez años.
martes, 30 de octubre de 2012
RAUL RICARDO ALFONSÍN: el señor de la primavera (a 29 años de la recuperación democrática)
Por Elena Mentasti
Del año 83’ preservo, a pesar del paso de los años, la
tibieza que poco a poco se nos fue instalando
en la piel, tibieza que se volvió estallido y nos invadió con desmesura
en la soleada mañana del 10 de diciembre de ese año.
Guardo en el alma la voz de este abogado bonaerense de
indiscutido liderazgo que, rezando el Preámbulo de la Constitución, nos
convocaba a la celebración de la vida.
Alfonsín fue por
sobre todas las cosas un presidente que logró instaurar la primavera en
nuestras almas.
Alfonsín nos devolvió la capacidad de amar el compromiso,
nos alentó para que los que recién nacíamos a la vida cívica nos enamoráramos
de la política y de la militancia, y a los más viejos los reconcilió con ese
antiguo amor que habían acallado los dictadores.
Alfonsín nos anunciaba, como en aquel monólogo memorable
de Sacristán en el film “Solos en la madrugada” que “a partir de ahora y aunque
sigamos siendo igual de minusválidos vamos a intentar luchar por lo que creemos
que hay que luchar, por la libertad, por la felicidad…”
Alfonsín nos impulsaba a inaugurar una ardua batalla
contra el miedo, aquel miedo construido lenta y pacientemente en la noche de la
anomia y el horror. Por la puerta abierta de la democracia se colaron también
en el aire, los versos de un tiempo nuevo, las voces de la victoria de la vida
sobre la muerte, la música de la hermandad latinoamericana.
Alfonsín hablaba y se nos inflamaba el corazón de poesía
y de sueños que acompañaban nuestras embriagadas almas en marchas y
manifestaciones, como queriendo hacerle el aguante a tanto sueño apurado por
ver la luz.
Después, los años y las dificultades de una realidad que
se fue ensombreciendo en su complejidad nos llenaron de escepticismo, nos
lavaron los sueños, nos despojaron de la noción de “nosotros” y nos depositaron
en esta tierra en la que abundan los soliloquios.
El 30 de octubre de 1983 muchos fuimos los que
inauguramos nuestra condición ciudadana y acariciamos casi con incredulidad
aquel sobrecito que depositamos en urnas que hasta hacía bien poco nos decían
que seguirían bien guardadas.
Imposible olvidar los aromas de aquella primavera, una
primavera que inexorablemente tiene un rostro y una voz, un sello de identidad,
que lo amarra a ese hombre que, afortunadamente, los argentinos pudimos
reivindicar en su condición de demócrata incurable, honesto y cabal (que en
política no es poco decir): RAUL RICARDO ALFONSÍN.
miércoles, 26 de septiembre de 2012
MIGUEL DELIBES - Hombre de palabras...
Soy
como los árboles, crezco donde me plantan, hasta tal punto que si un día me
alejaran de Castilla no acertaría a vivir.
----------------------------------------
Quienes nos dedicamos a la narración, a construir
historias de hombres, paisajes y pasiones de acuerdo con la fórmula que
reiteradamente hemos puesto de manifiesto, respondemos mejor al título de
hombres de palabras que al más convencional de hombres de letras.
-----------------------------------------
Debo confesar una limitación: siempre he escrito
de oído, con la regla y el estilo de aquéllos a quienes previamente he
escuchado para luego cederles la palabra.
------------------------------------------
Don Miguel de Cervantes Saavedra no ha
enmudecido, su palabra sigue viva a través del tiempo, de acuerdo con el anhelo
de inmortalidad que mueve la mano y el corazón del artista.
-------------------------------------------
Si la vida siempre es breve, tratándose de
un narrador, es decir de un creador de otras vidas, se abrevia todavía más, ya
que éste antes que su personal aventura, se enajena para vivir las de sus
personajes.
-------------------------------------------
Pasé la vida disfrazándome de otros,
imaginando, ingenuamente, que este juego de máscaras ampliaba mi existencia,
facilitaba nuevos horizontes, hacía aquélla más rica y variada. Disfrazarse era
el juego mágico del hombre, que se entregaba fruitivamente a la creación sin
advertir cuanto de su propia sustancia se le iba en cada desdoblamiento. La
vida, en realidad, no se ampliaba con los disfraces, antes al contrario, dejaba
de vivirse, se convertía en una entelequia cuya única realidad era el cambio
sucesivo de personajes.
---------------------------------------------
En el mundo de la literatura todo es
relativo. Hay obras de viejos verdaderamente "admirables" y otras que
"no" debieron escribirse nunca. Entonces antes que a conservar la
cabeza muchos años a lo que debo aspirar ahora es a conservar la cabeza
suficiente para darme cuenta de que estoy perdiendo la cabeza. Y en ese mismo
instante frenar, detenerme al borde del abismo y no escribir una letra más.
MIGUEL DELIBES - Perfiles
Escritor español (1920-2010).Ganador
del Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1982) y Premio Cervantes (1993)
entre otros. Entre sus obras se destacan "La sombra del ciprés es
alargada" , "Cinco horas con Mario", "Las ratas"
"Los santos inocentes", "Las guerras de nuestros
antepasados" o "El hereje" , algunas de las cuales han sido
llevadas al cine.
Esta extraña mezcla de profesor y
campesino, entre refinado y natural, cuya reposada voz puede explotar en una
risotada, comunicativo y triste, vestido con cazadora, pantalón de pana y
botas, enemigo del televisor y de las tertulias, es en los tiempos que corren
una especie de guerrillero, un resistente. Es, indudablemente, un tipo
inactual.[...] Es, en cierto modo, un outsider, un francotirador
con un pie en su clase mientras la vapulea con el otro. A algunos les hubiera
gustado que lo hiciera con los dos. Ligado a la burguesía vallisoletana por
lazos familiares, profesor de Comercio, periodista, director y consejero de El Norte de
Castilla, padre de siete hijos, fiel como un perro a su mujer, su ruptura no es
aparatosa ni definitiva. Es un cazador de caza menor. Sus safaris duran un día.
Por la noche le gusta tener metidos los pies en las zapatillas y poder leer al
calor de la mesa camilla, en su casa del Paseo de Zorrilla. Ama lo rutinario.
Siempre duerme en el mismo hotel cuando viaja a una ciudad y, a ser posible, en
la misma cama. Dice que en él la fidelidad no tiene ningún valor. Pero todo
esto con angustia. Encajado en su ciudad, en su familia, entre sus amigos, en
el periódico, es íntimamente un desplazado. El mundo que abarca es, en sentido
horizontal, la ciudad media de provincias y ese mundo exótico que comienza
donde terminan las carreteras nacionales. En sentido vertical, es la clase
media y campesina. Describe el drama cotidiano de la ciudad de provincias y el
mundo arqueológico de los medios rurales.
César Alonso de los
Ríos: Conversaciones
con Miguel Delibes. Madrid, Magisterio Español, 1971, pp. 16-18.
lunes, 24 de septiembre de 2012
ZITARROSA - Por Juan Sasturain
DIARIO PAGINA 12
24-09-2012
En el
aniversario de Guitarra negra, terrible maravilla.
Flaco y de negro, el cantor engominado,
–la guitarra cruzada sobre el pecho–
canta con voz de otro, tan derecho
y formal como el verso bien rimado.
–la guitarra cruzada sobre el pecho–
canta con voz de otro, tan derecho
y formal como el verso bien rimado.
Puntean ligerito, a su costado
violas conversadoras. Cuentan hechos
y deshechos de Stefanie, de Becho,
del fluvial loco Antonio, desvelado.
violas conversadoras. Cuentan hechos
y deshechos de Stefanie, de Becho,
del fluvial loco Antonio, desvelado.
Y si le crece una dulce amargura,
al trovar por milonga el inventario
de males de amor y dictadura,
al trovar por milonga el inventario
de males de amor y dictadura,
su negra bordona copa el
escenario.
La voz de Zitarrosa: llama oscura
del canto verdadero y necesario.
La voz de Zitarrosa: llama oscura
del canto verdadero y necesario.
sábado, 22 de septiembre de 2012
miércoles, 19 de septiembre de 2012
Celebración de la fantasía. Eduardo Galeano (Micro-relato)
Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca del Cuzco. Yo me había despedido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, haraposo, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía, por que la estaba usando en no sé que aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano.
Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitas cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado: había quien quería un cóndor y quién una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas y no faltaba los que pedían un fantasma o un dragón.
Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba mas de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:
-Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima -dijo
-Y anda bien -le pregunté
-Atrasa un poco -reconoció.
Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitas cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado: había quien quería un cóndor y quién una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas y no faltaba los que pedían un fantasma o un dragón.
Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba mas de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:
-Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima -dijo
-Y anda bien -le pregunté
-Atrasa un poco -reconoció.
El hombre que contaba historias. Oscar Wilde (Micro-relato)
Había una vez un hombre muy querido de su pueblo porque contaba historias. Todas las mañanas salía del pueblo y, cuando volvía por las noches, todos los trabajadores del pueblo, tras haber bregado todo el día, se reunían a su alrededor y le decían:
-Vamos, cuenta, ¿qué has visto hoy?
Él explicaba:
-He visto en el bosque a un fauno que tenía una flauta y que obligaba a danzar a un corro de silvanos.
-Sigue contando, ¿qué más has visto? -decían los hombres.
-Al llegar a la orilla del mar he visto, al filo de las olas, a tres sirenas que peinaban sus verdes cabellos con un peine de oro.
Y los hombres lo apreciaban porque les contaba historias.
Una mañana dejó su pueblo, como todas las mañanas... Mas al llegar a la orilla del mar, he aquí que vio a tres sirenas, tres sirenas que, al filo de las olas, peinaban sus cabellos verdes con un peine de oro. Y, como continuara su paseo, en llegando cerca del bosque, vio a un fauno que tañía su flauta y a un corro de silvanos... Aquella noche, cuando regresó a su pueblo y, como los otros días, le preguntaron:
-Vamos, cuenta: ¿qué has visto?
Él respondió:
-No he visto nada.
-Vamos, cuenta, ¿qué has visto hoy?
Él explicaba:
-He visto en el bosque a un fauno que tenía una flauta y que obligaba a danzar a un corro de silvanos.
-Sigue contando, ¿qué más has visto? -decían los hombres.
-Al llegar a la orilla del mar he visto, al filo de las olas, a tres sirenas que peinaban sus verdes cabellos con un peine de oro.
Y los hombres lo apreciaban porque les contaba historias.
Una mañana dejó su pueblo, como todas las mañanas... Mas al llegar a la orilla del mar, he aquí que vio a tres sirenas, tres sirenas que, al filo de las olas, peinaban sus cabellos verdes con un peine de oro. Y, como continuara su paseo, en llegando cerca del bosque, vio a un fauno que tañía su flauta y a un corro de silvanos... Aquella noche, cuando regresó a su pueblo y, como los otros días, le preguntaron:
-Vamos, cuenta: ¿qué has visto?
Él respondió:
-No he visto nada.
El hombre que aprendió a ladrar. Mario Benedetti (Micro-relato)
Lo cierto es que fueron años de arduo y pragmático aprendizaje, con lapsos de desalineamiento en los que estuvo a punto de desistir. Pero al fin triunfó la perseverancia y Raimundo aprendió a ladrar. No a imitar ladridos, como suelen hacer algunos chistosos o que se creen tales, sino verdaderamente a ladrar. ¿Qué lo había impulsado a ese adiestramiento? Ante sus amigos se auto flagelaba con humor: "La verdad es que ladro por no llorar". Sin embargo, la razón más valedera era su amor casi franciscano hacia sus hermanos perros. Amor es comunicación.
¿Cómo amar entonces sin comunicarse?
Para Raimundo representó un día de gloria cuando su ladrido fue por fin comprendido por Leo, su hermano perro, y (algo más extraordinario aún) él comprendió el ladrido de Leo. A partir de ese día Raimundo y Leo se tendían, por lo general en los atardeceres, bajo la glorieta y dialogaban sobre temas generales. A pesar de su amor por los hermanos perros, Raimundo nunca había imaginado que Leo tuviera una tan sagaz visión del mundo.
Por fin, una tarde se animó a preguntarle, en varios sobrios ladridos: "Dime, Leo, con toda franqueza: ¿qué opinas de mi forma de ladrar?". La respuesta de Leo fue bastante escueta y sincera: "Yo diría que lo haces bastante bien, pero tendrás que mejorar. Cuando ladras, todavía se te nota el acento humano”.
¿Cómo amar entonces sin comunicarse?
Para Raimundo representó un día de gloria cuando su ladrido fue por fin comprendido por Leo, su hermano perro, y (algo más extraordinario aún) él comprendió el ladrido de Leo. A partir de ese día Raimundo y Leo se tendían, por lo general en los atardeceres, bajo la glorieta y dialogaban sobre temas generales. A pesar de su amor por los hermanos perros, Raimundo nunca había imaginado que Leo tuviera una tan sagaz visión del mundo.
Por fin, una tarde se animó a preguntarle, en varios sobrios ladridos: "Dime, Leo, con toda franqueza: ¿qué opinas de mi forma de ladrar?". La respuesta de Leo fue bastante escueta y sincera: "Yo diría que lo haces bastante bien, pero tendrás que mejorar. Cuando ladras, todavía se te nota el acento humano”.
martes, 18 de septiembre de 2012
LA SANGRE ES UN MAR INMENSO-Nicolás Guillén (poeta cubano)
La sangre es un mar inmenso
que baña todas las playas...
Sobre sangre van los hombres,
navegando en sus barcazas:
reman, que reman, que reman,
¡nunca de remar descansan!
Al negro de negra piel
la sangre el cuerpo le baña;
la misma sangre, corriendo,
hierve bajo carne blanca.
¿Quién vio la carne amarilla,
cuando las venas estallan,
sangrar sino con la roja
sangre con que todos sangran?
¡Ay del que separa niños,
porque a los hombres separa!
El sol sale cada día,
va tocando en cada casa,
da un golpe con su bastón,
y suelta una carcajada...
¡Que salga la vida al sol,
de donde tantos la aguardan,
y veréis cómo la vida
corre de sol empapada!
La vida vida saltando,
la vida suelta y sin vallas,
vida de la carne negra,
vida de la carne blanca,
y de la carne amarilla,
con sus sangres desplegadas. . .
¡Los niños, fascinados,
se van levantando,
y rodean a la madre,
que los abraza formando un grupo con ellos,
pegados a su alrededor. Continúa!:
Sobre sangre van los hombres
navegando en sus barcazas:
reman, que reman, que reman,
¡nunca de remar descansan!
Ay de quien no tenga sangre,
porque de remar acaba,
y si acaba de remar,
da con su cuerpo en la playa,
un cuerpo seco y vacío,
un cuerpo roto y sin alma,
¡un cuerpo roto y sin alma! . . .
Sobre sangre van los hombres,
navegando en sus barcazas:
reman, que reman, que reman,
¡nunca de remar descansan!
Al negro de negra piel
la sangre el cuerpo le baña;
la misma sangre, corriendo,
hierve bajo carne blanca.
¿Quién vio la carne amarilla,
cuando las venas estallan,
sangrar sino con la roja
sangre con que todos sangran?
¡Ay del que separa niños,
porque a los hombres separa!
El sol sale cada día,
va tocando en cada casa,
da un golpe con su bastón,
y suelta una carcajada...
¡Que salga la vida al sol,
de donde tantos la aguardan,
y veréis cómo la vida
corre de sol empapada!
La vida vida saltando,
la vida suelta y sin vallas,
vida de la carne negra,
vida de la carne blanca,
y de la carne amarilla,
con sus sangres desplegadas. . .
¡Los niños, fascinados,
se van levantando,
y rodean a la madre,
que los abraza formando un grupo con ellos,
pegados a su alrededor. Continúa!:
Sobre sangre van los hombres
navegando en sus barcazas:
reman, que reman, que reman,
¡nunca de remar descansan!
Ay de quien no tenga sangre,
porque de remar acaba,
y si acaba de remar,
da con su cuerpo en la playa,
un cuerpo seco y vacío,
un cuerpo roto y sin alma,
¡un cuerpo roto y sin alma! . . .
domingo, 16 de septiembre de 2012
PLEGARIA A UN LABRADOR - de VÍCTOR JARA
Levántate y mira la montaña
de donde viene el viento, el sol y el agua.
Tú que manejas el curso de los ríos,
tú que sembraste el vuelo de tu alma.
Levántate y mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre
hoy es el tiempo que puede ser mañana.
Líbranos de aquel que nos domina
en la miseria.
Tráenos tu reino de justicia
e igualdad.
Sopla como el viento la flor
de la quebrada.
Limpia como el fuego
el cañón de mi fusil.
Hágase por fin tu voluntad
aquí en la tierra.
Danos tu fuerza y tu valor
al combatir.
Sopla como el viento la flor
de la quebrada.
Limpia como el fuego
el cañón de mi fusil.
Levántate y mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén
de donde viene el viento, el sol y el agua.
Tú que manejas el curso de los ríos,
tú que sembraste el vuelo de tu alma.
Levántate y mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre
hoy es el tiempo que puede ser mañana.
Líbranos de aquel que nos domina
en la miseria.
Tráenos tu reino de justicia
e igualdad.
Sopla como el viento la flor
de la quebrada.
Limpia como el fuego
el cañón de mi fusil.
Hágase por fin tu voluntad
aquí en la tierra.
Danos tu fuerza y tu valor
al combatir.
Sopla como el viento la flor
de la quebrada.
Limpia como el fuego
el cañón de mi fusil.
Levántate y mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén
TE RECUERDO AMANDA - de VÍCTOR JARA
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
son cinco minutos
la vida es eterna
en cinco minutos
suena la sirena
de vuelta al trabajo
y tú caminando
lo iluminas todo
los cinco minutos
te hacen florecer.
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
que partió a la sierra
que nunca hizo daño
que partió a la sierra
y en cinco minutos
quedó destrozado
suena la sirena
de vuelta al trabajo
muchos no volvieron
tampoco Manuel.
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
son cinco minutos
la vida es eterna
en cinco minutos
suena la sirena
de vuelta al trabajo
y tú caminando
lo iluminas todo
los cinco minutos
te hacen florecer.
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
que partió a la sierra
que nunca hizo daño
que partió a la sierra
y en cinco minutos
quedó destrozado
suena la sirena
de vuelta al trabajo
muchos no volvieron
tampoco Manuel.
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel
MANIFIESTO - por VÍCTOR JARA
Yo no canto por cantar
ni por tener buena voz,
canto porque la guitarra
tiene sentido y razón.
Tiene corazón de tierra
y alas de palomita,
es como el agua bendita
santigua glorias y penas.
Aquí se encajó mi canto
como dijera Violeta
guitarra trabajadora
con olor a primavera.
Que no es guitarra de ricos
ni cosa que se parezca
mi canto es de los andamios
para alcanzar las estrellas,
que el canto tiene sentido
cuando palpita en las venas
del que morirá cantando
las verdades verdaderas,
no las lisonjas fugaces
ni las famas extranjeras
sino el canto de una lonja
hasta el fondo de la tierra.
Ahí donde llega todo
y donde todo comienza
canto que ha sido valiente
siempre será canción nueva.
ni por tener buena voz,
canto porque la guitarra
tiene sentido y razón.
Tiene corazón de tierra
y alas de palomita,
es como el agua bendita
santigua glorias y penas.
Aquí se encajó mi canto
como dijera Violeta
guitarra trabajadora
con olor a primavera.
Que no es guitarra de ricos
ni cosa que se parezca
mi canto es de los andamios
para alcanzar las estrellas,
que el canto tiene sentido
cuando palpita en las venas
del que morirá cantando
las verdades verdaderas,
no las lisonjas fugaces
ni las famas extranjeras
sino el canto de una lonja
hasta el fondo de la tierra.
Ahí donde llega todo
y donde todo comienza
canto que ha sido valiente
siempre será canción nueva.
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