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domingo, 16 de septiembre de 2012
PLEGARIA A UN LABRADOR - de VÍCTOR JARA
Levántate y mira la montaña
de donde viene el viento, el sol y el agua.
Tú que manejas el curso de los ríos,
tú que sembraste el vuelo de tu alma.
Levántate y mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre
hoy es el tiempo que puede ser mañana.
Líbranos de aquel que nos domina
en la miseria.
Tráenos tu reino de justicia
e igualdad.
Sopla como el viento la flor
de la quebrada.
Limpia como el fuego
el cañón de mi fusil.
Hágase por fin tu voluntad
aquí en la tierra.
Danos tu fuerza y tu valor
al combatir.
Sopla como el viento la flor
de la quebrada.
Limpia como el fuego
el cañón de mi fusil.
Levántate y mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén
de donde viene el viento, el sol y el agua.
Tú que manejas el curso de los ríos,
tú que sembraste el vuelo de tu alma.
Levántate y mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre
hoy es el tiempo que puede ser mañana.
Líbranos de aquel que nos domina
en la miseria.
Tráenos tu reino de justicia
e igualdad.
Sopla como el viento la flor
de la quebrada.
Limpia como el fuego
el cañón de mi fusil.
Hágase por fin tu voluntad
aquí en la tierra.
Danos tu fuerza y tu valor
al combatir.
Sopla como el viento la flor
de la quebrada.
Limpia como el fuego
el cañón de mi fusil.
Levántate y mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén
TE RECUERDO AMANDA - de VÍCTOR JARA
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
son cinco minutos
la vida es eterna
en cinco minutos
suena la sirena
de vuelta al trabajo
y tú caminando
lo iluminas todo
los cinco minutos
te hacen florecer.
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
que partió a la sierra
que nunca hizo daño
que partió a la sierra
y en cinco minutos
quedó destrozado
suena la sirena
de vuelta al trabajo
muchos no volvieron
tampoco Manuel.
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
son cinco minutos
la vida es eterna
en cinco minutos
suena la sirena
de vuelta al trabajo
y tú caminando
lo iluminas todo
los cinco minutos
te hacen florecer.
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
que partió a la sierra
que nunca hizo daño
que partió a la sierra
y en cinco minutos
quedó destrozado
suena la sirena
de vuelta al trabajo
muchos no volvieron
tampoco Manuel.
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel
MANIFIESTO - por VÍCTOR JARA
Yo no canto por cantar
ni por tener buena voz,
canto porque la guitarra
tiene sentido y razón.
Tiene corazón de tierra
y alas de palomita,
es como el agua bendita
santigua glorias y penas.
Aquí se encajó mi canto
como dijera Violeta
guitarra trabajadora
con olor a primavera.
Que no es guitarra de ricos
ni cosa que se parezca
mi canto es de los andamios
para alcanzar las estrellas,
que el canto tiene sentido
cuando palpita en las venas
del que morirá cantando
las verdades verdaderas,
no las lisonjas fugaces
ni las famas extranjeras
sino el canto de una lonja
hasta el fondo de la tierra.
Ahí donde llega todo
y donde todo comienza
canto que ha sido valiente
siempre será canción nueva.
ni por tener buena voz,
canto porque la guitarra
tiene sentido y razón.
Tiene corazón de tierra
y alas de palomita,
es como el agua bendita
santigua glorias y penas.
Aquí se encajó mi canto
como dijera Violeta
guitarra trabajadora
con olor a primavera.
Que no es guitarra de ricos
ni cosa que se parezca
mi canto es de los andamios
para alcanzar las estrellas,
que el canto tiene sentido
cuando palpita en las venas
del que morirá cantando
las verdades verdaderas,
no las lisonjas fugaces
ni las famas extranjeras
sino el canto de una lonja
hasta el fondo de la tierra.
Ahí donde llega todo
y donde todo comienza
canto que ha sido valiente
siempre será canción nueva.
VICTOR JARA - Asesinado el 16 de Septiembre de 1973
-¡Así que vos sos Víctor Jara, el cantante marxista,
comunista concha de tu
madre, cantor de pura
mierda! -gritó el oficial. Navia rememora.
Es uno de los testigos del juez Juan Fuentes,
que investiga el asesinato del cantautor,
uno de los crímenes emblemáticos de la dictadura,
porque Jara fue con su guitarra y con sus versos
el trovador de la revolución socialista del Gobierno
de Allende en Chile. Por su impacto y la
impunidad en que están los culpables,
el crimen de Jara es en Chile el
equivalente al asesinato de Federico
García Lorca en España.
*Extraído del testimonio de
sobrevivientes, de la nota
'La muerte lenta de Víctor
Jara' es un reportaje del
suplemento 'Domingo' de EL
PAIS, 6 de diciembre
de 2009
Víctor Jara fue asesinado el 16 de septiembre de 1973, a
pocos días del derrocamiento de Salvador Allende, iba a cumplir 41 años. Es uno
de los cantautores chilenos más universales.
La memoria...
Todo fue muy confuso ese 11 de septiembre de
1973. Víctor tenía agendado un acto en la Universidad Técnica del Estado. La
idea: luchar contra la guerra civil en Chile. De pronto, ese martes cambió de
rumbo. Por la radio se escuchó sobre el ataque a La Moneda y el levantamiento
de los militares. Allende estaba pronunciando su discurso histórico cuando
Víctor decidió salir a la calle.
“Era un
día extraño, con los relatos de la radio, y todo hacía que fuera un día
especial, pero nadie pensó que la situación llegaría a tal extremo. Nadie pensó
que chilenos terminarían matando chilenos”, recordó la hija de Víctor, Amanda
Jara, en una entrevista con LND. Ese día, Víctor salió de la casa rumbo a la
UTE.
Las
últimas horas de vida de Víctor Jara fueron relatadas por un pequeño grupo de
prisioneros que estuvieron con él durante todo el tiempo que duró el
cautiverio, al interior del improvisado campo de prisioneros. Una vez que fue
identificado por un soldado que custodiaba al grupo fue separado del grupo,
brutalmente golpeado y sometido a largas sesiones de tortura.
Tras tres
días en el lugar, llegó la orden de trasladar a todos los prisioneros al
Estadio Nacional. Cubierto de sangre y desfigurado por los hematomas, algunos
de sus amigos lograron sacarlo del rincón donde estaba tirado. Lo limpiaron e
intentaron disfrazar para que ya no fuera identificado. Sin embargo, a pocos
metros del camión que los llevaría al recinto de Ñuñoa, fue separado de la fila
junto al director de Prisiones, Litre Quiroga, y otras tres personas.
La posterior
investigación indica que los prisioneros segregados del grupo fueron llevados
nuevamente al interior del Estadio Chile y fueron fusilados en ese lugar, uno a
uno. Constatadas sus muertes, fueron
subidos a un camión y llevados a un costado del Cementerio Metropolitano, donde
fueron arrojados semidesnudos.
En 1990
la Comisión de Verdad y Reconciliación determinó que Víctor Jara fue acribillado el 16 de septiembre de 1973
en el Estadio Chile y arrojado a unos matorrales en los alrededores del
Cementerio Metropolitano ubicado a orillas de la Carretera 5 Sur. Un informe forense de un
laboratorio austriaco reveló que el cantautor chileno Víctor Jara murió por múltiples
impactos de bala en el cráneo, tórax, abdomen, piernas y brazos. Luego fue llevado a la morgue como NN, donde
más tarde sería identificado por su esposa. Sus restos descansan en el
Cementerio General de Santiago de Chile.
En
septiembre del 2003, el gobierno chileno impuso su nombre al Estadio Nacional
de Chile.
En el
2009, 36 años después de su asesinato, el pueblo chileno pudo finalmente
despedir a su entrañable cantautor, en un funeral multitudinario, con canciones, música, danza y
lecturas de poesía, con el estilo del cantautor, que siendo pequeño acompañó a
su madre a los velorios campesinos. Una manta roja cubría el ataúd, y el
cortejo marchó a pie desde la Fundación Jara hasta el cementerio.
.
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