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domingo, 2 de septiembre de 2012

¿El lenguaje tiene sexo?



Por Susana Beatriz González ,Profesora y Licenciada en Letras

  La cultura imperante de este controversial siglo XXI tiene como emblema: la confrontación; y el lenguaje, como construcción social, obviamente no puede estar exenta de ella.
¿El lenguaje tiente sexo? Es el nuevo detonador que se instala en el colectivo imaginario como correlato de una vieja pero siempre presente contienda entre hombres y mujeres.
  En un principio podríamos decir que el lenguaje ha sido sexualizado por una fuerte corriente feminista que viene pisando fuerte en los niveles políticos, sociales y académicos de los países hispanohablantes y señala una impronta machista en quienes, desde Nebrija hasta nuestros días,  llevan los preceptos de la gramática y el léxico castellano.
 No obstante, y a pesar de toda la literatura que hay sobre el tema, es mi deseo  para disipar el asombro de Mafalda y las dudas de todo aquel lector extraviado en los vericuetos del tema, comentarles que la lengua española no tiene sexo, sino género.  El género es una categoría gramatical que divide a los sustantivos en masculinos y femeninos. Algunos se diferencian por su terminación (<enfermero> / <enfermera>), otros por el cambio de vocablo (< yerno>/< nuera>) y, finalmente, existe un grupo denominado ambiguo que necesita de un artículo o adjetivo para señalar su género (<bebé>,< criatura>,< astronauta>).
  Sin embargo, me parece interesante mencionar la existencia del  sexismo lingüístico  en otros idiomas. El inglés por ejemplo diferencia el sexo a través de sus formas pronominales <he> <him ><his> para hacer referencia al sexo masculino y  <she> <her>,<hers> para aludir al femenino. Todo el resto de las cosas que rodean a las personas se representan con un < it >, < its>
 Contrariamente los pronombres, en español, representan categorías arbitrarias de género tanto para el masculino (<el marino>, <el halcón>, <el cofre>) como para el femenino  (<la nodriza>, <la paloma>, < la caja>).

  Por otra parte, y a efectos de proteger el reduccionismo lingüístico, condición indispensable para su claridad y precisión,  el género masculino adquiere la categoría de genérico para expresar conceptos que abarcan a ambos sexos. La frase <Todos los hombres son mortales > lleva implícita a las mujeres a los  niños y a las niñas.
  Si en  las siguientes oraciones < Los maestros festejan el 11 de setiembre su día. Todos están convocados para el Acto>, tuviésemos que desdoblarlas para aclarar los sexos, caeríamos en una redundancia,   lentitud y desborde de palabras innecesarias que darían cuenta de nuestra incompetencia verbal.
 La mención explicita del femenino es sólo  válida cuando es relevante en el contexto.   < Tengo tres hijos, una mujer y dos varones>.
  Sin embargo, lo que   existe, en el imaginario colectivo de los hispanohablantes, es el sexismo social que no pasa  precisamente por  el lenguaje, sino por la intención del usuario al emplearlo.
 Como construcción simbólica, la lengua está plagada de palabras ambiguas, que muchas veces afectan  con razón  la susceptibilidad femenina. Tal es el caso de <gata>, <zorra>, <perra>, <mujer pública>,  vocablos con diferentes significantes; pero que conllevan implícitamente un mismo significado <prostituta>.
 Pero esa carga simbólica también  se encuentra en los discursos feministas cargados  de  desdoblamientos recurrentes  e insustanciales revanchismos léxicos que no hacen otra cosa que deslucir la dicción. <La huelga no sólo afecta a los médicos de planta sino también a las médicas del sector.> <La beca es para los alumnos necesitados y las alumnas de bajos recursos.>
 La lengua evoluciona junto con sus hablantes y muchos vocablos son aceptados finalmente por la RAE* cuando las prácticas imperantes así se lo expresan. Tal es el caso de <presidenta>, <jueza>, <concejala>, <ministra>, entre otros cargos, que actualmente la mujer desempeña indistintamente con el hombre.
 Sin embargo el campo lingüístico no debe ser el más apropiado para dirimir esta contienda sexista, ya que el lenguaje tiene otras prioridades. Entre ellas, la de ser un instrumento de persuasión que sólo necesita de un buen ejecutor sutil  y convincente para captar  la atención del escucha y lograr, en él, el efecto deseado.
  * Real Academia Española


viernes, 31 de agosto de 2012

¿Cuáles son los momentos del día más creativos? DIARIO LA NACIÓN 31/08/2012



Mientras dormimos, después de la siesta o al despertarse, suelen aparecer ideas; cuando el cerebro está "desconectado", sigue procesando información y aporta soluciones
Por Mariana Israel  | Para LA NACION Viernes 31 de agosto de 2012 | 03:23



La creatividad no es un "poder sobrenatural", ni un privilegio de un puñado de iluminados, como Steve Jobs o Mark Zuckerberg. Generar ideas innovadoras es una habilidad que puede potenciarse.
El primer paso es alejarse del problema. Así como un pintor tiene que tomar distancia para admirar su obra completa, hay que ver el tema en cuestión desde distintas aristas para que surjan ideas creativas.
El segundo paso es relajarse."Muchos creativos reportan que tienen ideas nuevas cuando no están pensando en nada", afirma el doctor Facundo Manes, director del Instituto de Neurociencias de laUniversidad Favaloro y del Instituto de Neurología Cognitiva de Buenos Aires (Ineco).

Es frecuente que la creatividad aflore en momentos inesperados, cuando la mente se relaja. "Cuando el cerebro está offline, sigue procesando información", agrega Manes. "Hay un procesamiento interno que no siempre es consciente. Por eso, la respuesta surge en los momentos menos pensados, a pesar de que estemos haciendo otras cosas", coincide la licenciada María Aranguren, psicóloga y becaria del Conicet.
El doctor Esteban Mongiello, psicólogo del equipo de Adineu (Asistencia, Docencia e Investigación en Neurociencia), plantea que "se producen múltiples procesos en vastas redes neuronales que tejen nuevas asociaciones en el cerebro".
Steve Jobs lo dijo: "La creatividad consiste simplemente en conectar cosas". Si es así, entonces, ¿hay situaciones que favorezcan estas "conexiones" cerebrales?
LOS MEJORES MOMENTOS PARA CREAR
1. Al soñar despiertos. Un estudio liderado por la doctora Kalina Christoff, de la Universidad de Columbia Británica, sugiere que soñar despierto recrea un estado mental único, en el cual dos sistemas cerebrales opuestos trabajan en conjunto. Estas "nuevas asociaciones" favorecen el pensamiento creativo y original.
2. Mientras dormimos. Manes explica que, mientras dormimos, "repasamos los eventos del día". Aparte, añade que durante el sueño "se observa en el cerebro una actividad oscilatoria similar a la que existe en períodos de creatividad".
3. Cuando recién despertamos. En ese momento, el cerebro está desorganizado y abierto a ideas no convencionales. En un estudio publicado el año pasado en la revista Thinking & Reasoning, los investigadores vieron que un grupo de estudiantes universitarios resolvía mejor una serie de acertijos a la mañana, cuando se sentían más dormidos y menos productivos. La dificultad para enfocarse era, justamente, la clave. "Es un estudio interesante, que sugiere que los tiempos no óptimos -como cuando estamos más dormidos- reducirían el control inhibitorio cerebral, permitiendo que surja la creatividad", indica Manes.
4. Después de la siesta. La psicóloga Sara Mednick, profesora de la Universidad de California, sostiene por medio de investigaciones que la siesta es un recurso valioso para potenciar la creatividad. "Los principales inventores y artistas dormían siesta. El sueño ayuda a combinar las ideas de forma novedosa", asegura.
5. En vacaciones. Se trata de un período apropiado justamente porque "el cerebro necesita estar fuera de actividad para que aparezcan nuevas ideas", declara Manes.
"Llevar adelante actividades que nos entusiasmen, dedicarles tiempo y disfrutarlas puede potenciar nuestra creatividad", asegura el doctor Ezequiel Gleichgerrcht, investigador en neurociencias cognitivas de Ineco. "Para que se produzcan ideas originales, hace falta involucrarse en el tema. No es que surgen de la nada", agrega la licenciada Aranguren.
A su vez, es necesario saber distraerse a tiempo y no enfrascarse en un problema.
"Cuando estamos concentrados en encontrar una idea o una solución novedosa, no estamos permitiendo que trabajen en forma intensa las áreas que hacen nuevas asociaciones en el cerebro", concluye Manes..